Nacho Vigalondo se detiene a observar las palabras de moda de los últimos veinticinco quince años, esas palabras que todos usan con el sentido que sea y en cualquier situación: “«Freak», un término con bastante historia detrás, con un contenido muy específico y concreto, de la noche a la mañana lo significó TODO. Cualquier cosa era «Freak», «Friqui» o una «Frikada». Los tebeos de Spawn son una frikada, pero también lo es Un perro Andaluz o Lost. Leonardo Dantés es un Freak. También lo es Warhol o Michael Jackson. Y cualquiera que se compre el pack de El señor de los Anillos, dirigidas por Peter Jackson, ese friqui. Como Pocholo, otro friqui. Fíjense qué lio.
Por no tener, la palabra «Freak» no tiene ni connotación positiva o negativa. O sea, que tiene las dos cosas. Puede ser un insulto o un halago. Y, al igual que sucedió con su antecesora «Paranoico», en su momento de máximo esplendor no tiene ningún significado claro. O en todo caso, un significado vago como él solo: Lo friqui es lo que no es normal.” Un post friqui