Endrius Cocciolo defiende la «victoria» de la italiana ENEL ante la alemana E.ON en la adquisición de Endesa, en ese culebrón económico que cada vez me resulta más ininteligible: “Durante esta larga pugna, los sabiondos del mercado no han tardado en rasgarse las vestiduras denunciando la intromisión de la política en los asuntos económicos, llegando incluso a tildar la operación de Enel de «opa a la siciliana», haciendo así gala de los refinados argumentos a los que acostumbran los eurocatetos. Recurrir a estos patéticos epítetos equivale a dar cré- dito a la idea de ciertos alemanes que identifica a España con la fiesta, o al desprecio por el crecimiento económico español manifestado por el excanciller Schröder (que hoy trabaja para E.ON), que considera que se debe a las contribuciones del Gobierno alemán. Las tesis de estos sospechosos devotos de la corporación alemana encubren prejuicios y falacias. Dicen, mintiendo, que los perjudicados serían los pequeños accionistas, que en cambio se están frotando las manos. Lo que no quieren decir es que Enel es la tercera empresa por cotización en Europa con sus 50.000 millones de euros y, sobre todo, que es la empresa europea con el mayor número de accionistas: 2,3 millones.” El hundimiento.