Juan Freire introduce un debate interesante sobre el modo de regular la cultura, y lo hace alrededor de la ya conocida como Villa de la cultura, Ureña, un pueblo organizado en torno a la protección del libro: “¿Por qué los gobernantes ejercen de policía cultural y de juez absoluto decidiendo lo que merece o no la pena?. Fanáticos del manga que habitan los suburbios de las grandes ciudades, gentes de mediana edad enamorados de la copla, tribus juveniles con una vida organizada alrededor del hip-hop, lectores compulsivos de poesía centroamericana de finales del siglo XIX, amantes del cine checoeslovaco de la Guerra Fría, fans de Tarantino (o de José Luis Garci). ¿No tienen todos el mismo derecho (o, más bien, ningún derecho) a la “protección” de sus culturas preferidas?.
Por eso prefiero Disney World, Las Vegas, el Guggenheim o cualquier otro sitio global dedicado al espectáculo total del ocio y/o la cultura. Frente a Urueña, Disney World nos ofrece otro simulacro más brutal, pero también más sincero. Nadie trata de apelar a nuestra conciencia. Nos ofrecen un espectáculo completo. El artificio alcanza a todos los detalles para que aquel que quiera dejarse seducir (o engañar) pueda disfrutar del espectáculo.” Urueña o por qué prefiero Disney World
2007-04-02 12:31
Interesante y necesario el artículo. De lo mucho que dice me quedo en particular con la parte en la que habla del predominio estético en los volúmenes que se ponen a la venta y sobre todo con esta frase: “le falta desorden”. Exacto. ¿Por qué nadie habla nunca de la importancia fundamental de las ediciones de bolsillo para la difusión de la cultura, de los que hemos aprendido a leer clásicos con Alianza Editorial, literatura no española con Anagrama o nos hemos comprado cuatro best sellers en un pueblo de playa gracias a Plaza y Janés? Y aún así me parecen caros, pero hace ya mucho tiempo que las ediciones en tapa dura son, para una economía precaria como la mía, única y exclusivamente para regalar. Para leer me quedan los libros pequeñitos de tapa blanda que sí me puedo permitir y que me hacen leer. Se vuelve a confundir valor y precio…