En el espejo de un ‘goya’, de Félix de Azúa, narra la recuperación de la ciudad francesa de Lille: “La misma política de renacimiento urbano la ha puesto en práctica Turín, otro centro industrial riquísimo, pero degradado, expoliado, leproso. Hasta el momento, el éxito ha sido notable: Turín es hoy una joya barroca. Estas curas de reanimación, sin embargo, requieren cirugía plástica muy agresiva y no se puede evitar que las ciudades resucitadas tengan un aire de familia, como esas señoras de la basura televisiva con sus labios inflados, sus pómulos mongoloides, sus pechos cerámicos y ese rictus que denuncia una insaciable frustración. De todos modos, mejor están ahora que cuando eran sucias lagartonas de greña pegada y brazos en jarras.
La actual Lille es amable, coloreada en ocre, calabaza y añil, salpicada de terrazas y con una abigarrada vida callejera en el centro peatonal.”