Diálogo entre Juan Pedro Quiñonero y el historiador francés Max Gallo sobre la decadencia moral de Francia, la identidad de Europa y otros aledaños: “A partir del momento en que ciertas elites políticas afirman que la nación misma es algo arcaico, pasajero, que debe ser sustituido por Europa o la mundialización, se abre un camino sin destino conocido. Hay una frase célebre de Mitterrand: “Francia es nuestra patria. Pero Europa es nuestro futuro”. Era una forma hábil de decir que la patria era el pasado, un patrimonio, algo parecido a un parque temático. A partir de las ruinas de esa nación del pasado, construida con tanto furor y tragedias, surgen otras naciones o presuntas naciones, étnicas o religiosas. Aquellos que combaten la nación considerándola opresiva, no proponen nada que incremente la libertad, la justicia y la fraternidad. Proponen unidades nacionales mucho más regresivas, con menos libertades, más arcaicas, basadas en una lengua, una religión o una convicción étnica. Proponen naciones mucho más fanáticas y xenófobas, en muchas ocasiones.”