Antonio Muñoz Molina: “Los grises invernales de Nueva York se correspondían bien estos meses atrás con el blanco y negro de las fotografías antiguas, y más aún con esa época de Europa que por culpa de la fotografía y de la tristeza sólo sabemos imaginar en blanco y negro. En el International Center of Photography se inauguraron simultáneamente una exposición de Martin Munkacsi y otra de Cartier-Bresson. Y en un lugar más retirado y bastante más íntimo, el Center for Jewish History de la calle 16 oeste, se muestra una colección de fotos sobre las vidas de los judíos polacos entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda, bellamente titulada And I still see their faces: The vanished world of Polish Jews . Son fotos anónimas, en su mayor parte, tomadas por aficionados o por fotógrafos artesanales, y en muchos casos las personas que aparecen en ellas son tan desconocidas como sus autores. Pero justamente por eso adquieren delante de quien las mira una presencia más abrumadora que las de Cartier-Bresson o Munkacsi: la obra de arte absorbe para sus propios fines los materiales de los que se alimenta, aunque éstos sean tan cercanos a la vida como una escena callejera.” Fotografías de fantasmas.