Rafael Marín recuerda el cómic argentino El Eternauta en el quincuagésimo aniversario de su publicación: “Serializada semanalmente en la revista Hora Cero, El Eternauta es una historia de hombres y de héroes, de terrores y de valentía, de lo futil del combate y también de la gloria de la raza humana en tanto unión contra lo desconocido. La prosa de Oesterheld es hermosa, capaz de contrapuntos poéticos y de duros alegatos a favor del heroismo. Los dibujos de Solano López llenan la historia de olores a sudor, de texturas de pana y cuero y sabores de óxido y tierra. Este gran tebeo, mezcla de ciencia-ficción y anticipación política involuntaria, no rehúye convertirse, durante momentos largamente sostenidos en el continuará de la historia, en claustrofóbica historia de terror: los personajes atrapados dentro de la casa, incapaces de salir al exterior porque la nieve blanca los envenena y los mata; el suicidio consciente de quien no soporta más el encierro y sale a la inútil búsqueda de su familia; los esfuerzos de Juan y sus compañeros por fabricar un traje aislante que los proteja de la muerte en la búsqueda de armas y alimentos; la ley del más fuerte que impera en la ciudad cuando la ley “normal” ya no es suficiente y la humanidad se enfrenta al miedo de la supervivencia, antes de ser conscientes de lo que pasa y acabar por unirse de nuevo.” El Eternauta: una premonición de hace cincuenta años