Ana Laura Cabezuelo Arenas, toma como punto de partida la demanda (desestimada) en Sevilla de un hijo universitario a sus padres por la «paga» que recibe mensualmente para tratar el tema del conflicto económico padres-hijos a partir de determinada edad: “Elegir entre continuar los estudios o insertarse en el mercado laboral, constituye una decisión libre y personal – recordaba esta sentencia – en la que no podrán interferir los padres alcanzada la mayoría de edad. Pero la negativa a compaginar ambas opciones no debe conducir a la dependencia de un padre que sólo percibe una pensión exigua, apenas suficiente para cubrir sus necesidades más perentorias. No sólo se requiere, pues, aplicación en los estudios por parte del hijo, sino también, posibilidad por parte de los progenitores de afrontar el sacrificio económico que sobre ellos se quiere hacer recaer. Si deciden brindar esa oportunidad a un hijo, se ha mantenido ahora en la sentencia sevillana, lo hacen desde el sacrificio que se liga a la generosidad y no desde la exigencia que impone el deber jurídico. Cada persona es víctima de las circunstancias que le rodean y así como unos padres con un poder adquisitivo medio o alto habrían de costear la formación universitaria de su hijo, eximiéndole de la realización de otras tareas, no cabría exigir lo propio de unos progenitores modestos cuando sus recursos son más que limitados.La liberación de los padres, problema al que se enfrentan día a día nuestros jueces, no puede supeditarse a sacrificios que no están en condiciones de afrontar. Ni a superar exigencias que se irían intensificando con el tiempo.” Los gastos de los hijos