Pedro Gómez Martínez escribe sobre la Génesis y apocalipsis de la técnica: de la hominización a la tecnocracia destructiva. Daniel Martí Pellón lo reseña: “Expone que el homo faber no está biológicamente determinado. Son la técnica y la cultura quienes nos educan y nos integran en una sociedad. Después repasa las tesis clásicas de la evolución y el impacto de la técnología desde la revolución neolítica a la revolución industrial. En este última revolución primero fue la tecnología semimecanizada (la época del vapor de 1750 a 1830), luego la técnología mecanizada (de 1850 a 1919 el acero y los motores con la química) y desde 1945, la tecnología automatizada con la energía nuclear, la automatización y la teleinformática.
No es muy preciso hablar de una etapa pre-técnica, porque todo en una cultura tiene algo de artificial, de elaborado por la capacidad simbólica de los seres humanos.”