Como llorar puede resultar poco digno, demos paso al humor. Jaime Rubio está convencido de que la razón de convocar tantas manifestaciones es vaciar de ricos los chalets y desvalijarlos: “De todas formas, el beneficio no es sólo económico, sino que los esbirros populares pueden además echarle la culpa a los rumanos y por tanto a los inmigrantes y por tanto al gobierno.
Gracias a este pérfido plan, Mariano Rajoy se ha hecho con un reloj de oro tan macizo que al final del día tiene agujetas en el brazo, sólo por acarrearlo. Y Ángel Acebes ya tiene hora con el cirujano para limarse la mandíbula. Y Zaplana… Bueno, Zaplana no lo ha notado porque ya está forrado. Creo que se ha comprado dos corbatas.” El negocio de las manifestaciones