Creo que sobre todo es acertado el análisis del contexto en el que se desarrolla el arte contemporáneo, digamos el marco que da sentido al arte contemporáneo: “Y esa es precisamente la cuestión en el arte contemporáneo, en el que «todo vale». Es un sistema politeísta en el que cada quien aborda el arte y la realidad como mejor le parece, siguiendo a su dios favorito, su obsesión predilecta. Sin el horizonte histórico (que siempre acaba siendo una suerte de fundamentalismo), eso que decía antes de producir, generar, construir sentido a título individual para luego ponerlo en juego dentro de la colectividad, cobra una relevancia enorme. Ahora somos nosotros, todos y entre todos, los encargados de darle sentido no sólo a nuestras producciones culturales sino también a la vida misma. Somos los responsables de nuestro porvenir, que se va configurando conforme lo vamos construyendo, generando, produciendo. Eso es muy diferente a encontrar que el destino está decidido por un horizonte de verdad, por un dios único y verdadero.” Roger Colom, Politeísmo.
2007-03-12 16:33
Muy interesante el artículo de Roger Colom. En mi opinión vivimos una situación parecida a la del Barroco:
El arte va a tomar parte activa en la contienda ideológica, convirtiéndose en una de las formas de lucha y siendo utilizado como medio de propaganda y difusión de la fe. Igualmente como instrumento propagandístico estará también al servicio de la exaltación de las monarquías y de las clases que la sustentan #
Cambian la intensidad, los actores, etc, Nunca me he creido eso de que las masas (la chusma democrática) tenga especial interés en profundizar en nada, mucho menos en algo relacionado con la creación artística. Sin entrar en estadísticas extrañas sobre el interés del público en unos u otros creadores señalar que, en mi opinión, lo que ocurre es que no hay una masa crítica de seguidores de una u otra tendendia artística. Si es que podemos hablar de tendencias, las novedades se parecen más a modas (Arco es un exponente de ello). El Politeismo en todo caso se da entre los habitantes de Culturburgo que, como ya saben algunos , está habitado por apenas cien influyentes enterados.
El futuro pasaba (ya no pasa) por la educación de la sensibilidad estética en la escuela (o en la vida). Del sentido crítico y del acceso al tiempo personal para la creación mejor no hablamos. Aun hoy, de otra forma, el arte (y lo que gira a su alrededor) sigue estando al servicio de las clases que lo sustentan.
Tomas Wolf hace una broma con la Danza de los bohemios : un conjunto de desarrapados esperando en la cola para ser admitidos en el Olimpo de los Dioses. La Consumación del Artista, posiblemente ayudado por comisarios y críticos. No se me entienda mal. Está en sus manos señalar a los ignorantes qué cosa es arte y está bien que existan jurados, incluido el tiempo y la Historia, para sepultar en los sótanos a los falsos dioses.