Eduardo Allende pertenece a ese exclusivo grupo de escritores capaz de tomarte el pelo con tanto talento que te dejas encantado. Últimamente se ha estado preguntando ¿Qué fue de Basil Winthorpe?: “– Pero ¿acaso no me reconoces?– exclamó el inesperado visitante– ¡Soy tu tío Basil!
Recordó entonces su infancia, tan cargada de recuerdos felices. Recordó también que, en efecto, tenía un tío Basil cuyos rasgos, un tanto difusos ya en su memoria por conocerlos sólo a través de fotografías, bien podrían coincidir con los de aquel extraño caballero. Basil Winthorpe había abandonado el hogar familar siete años antes de que naciera Louis y nada sabía éste de las razones que podían haberle impulsado a hacerlo. Jamás, como dicta la buena educación, se hablaba de ese tipo de cosas en su familia. Callar y olvidar siempre fue una consigna observada a rajatabla en todo tipo de asuntos que supusieran, siquiera lejanamente, algún tipo de escándalo.
– Desde luego, quien no parece un Winthorpe es usted– le espetó con cierto desprecio.”