Hugo Hiriart, Discursillo sobre los grandes peligros del amor: “Observemos a este raro ejemplar de clodovea pomposa o araña de pantano. ¿Qué quiere? ¡Oh, ahí viene su cortejador! Se acerca tímidamente. Música solemne se deja oír: los enamorados ejecutan su danza nupcial. Estas danzas pueden llegar a ser refinado ballet de gran audacia coreográfica o bailes maratónicos como el de cierta variedad de pulga, la llamada pulga de la cebada, que llega a perecer de cansancio en brazos de su pareja antes de consumar las bodas. Pero veamos, ya suenan los últimos compases, la pomposa o cabezona y su esposo están por terminar su baile: Sí, allá va el macho transido de urgencia erótica, y la hembra desfallece de amor entre sus brazos. ¡Oh, no!, ¡qué es esto!, la cabezona ha devorado una pata de su cónyuge. ¡Prefirió un buen bocado a los goces del amor! ¡Atacó a traición! Huye el macho, quiere escapar, muy explicable, dado el caso, pero pomposa ha cerrado el camino y acomete con toda la fuerza que da la gula. Grave confusión de lecho y mantel, la gastronomía en guerra con la lujuria.”