Ya lo conté más veces: entro en una librería y pregunto a un empleado: «¿_El libro del frío_, de Antonio Gamoneda, por favor?» El empleado piensa, mira al techo, mira hacia abajo, se mesa el mentón, y pregunta: «¿frío industrial?». Breve, divertido e ilustrativo de la diferencia entre un librero y un dependiente resulta El aire de un crimen, de Pedro de Miguel: “[... ] una mujer pregunta por la Anábasis.
-¿Con una o con dos eses? -pregunta la dependienta.
-Una, una.
-A ver… Basis, Basis… No me da nada…
-No. Es todo junto.
-¿Todo junto? Qué raro. A ver… No hay ningún autor que se llame Ana Basis todo junto. Ni separado (y suelta una risita).
-¡Jenofonte! -digo yo, en plan de ayudar.
-¿Qué es Jenofonte?”
2007-03-08 11:36
Jeje,, es hiperrealista con los empleados de las librerias.
Ana Coluto.
2007-03-09 17:53
Una vez fui al Corte Inglés preguntando por Crónicas marcianas. Después de mirarme con cara cómplice de ya-sé-lo-que-está-buscando, el dependiente me llevó a la sección ciencias ocultas y me dijo que lo único nuevo que tenían era Iker Jiménez. Volví a repetirle el título: Crónicas marcianas. Al tipo se le iluminaron los ojos: “Ah, hombre, haber empezado por ahí” Echó a andar y lo seguí. Paró en una estantería, buscó y me miró después con cara de tristeza infinita: “Lo siento, pero sólo nos queda el de Coto”.
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