Todos los que nacimos antes de 1980 tenemos por fuerza que sentirnos reflejados en este espléndido texto de Marta Peirano, nostalgia de la mejor: “Pero hubo un tiempo en que los videoclubs eran negocios familiares regentados por un vecino con bigote y se llamaban cosas como Bogart, Cinema y Futura. Había una hija con trenzas y alambres o un hijo gordito con gafas que el domingo hacía los deberes sobre el mostrador. ¡Donde yo te vea! -decía su madre. Y eran los templos donde nosotros, prepúberes amamantados por una televisión donde lo más guarro eran las polis de Corrupción en Miami que siempre iban de putas para infiltrarse en el mundo del hampa, nos congregábamos alrededor de la sección de terror como Mishima delante del San Sebastián de Guido Reni. Arrebatados, ahogados en una confusión extasiada, como si una verdad que el mundo nos ocultaba y que tenía que ver con lo más profundo y lo más terrible de nuestros corazones emergiera naturalmente desde el fondo de los ojos ansiosos, los cuerpos desmembrados y las bellezas cubiertas de sangre que coronaban la estantería.” En los 80, estaba el VHS
2007-03-06 09:16
Gracias por el enlace. Yo debo de ser más vieja: llegué al alquiler de VHS y BETA.
Un saludo