José María González-Serna se pregunta, en el marco de las lecturas en la enseñanza, ¿Dónde está la frontera cronológica de la adaptación literaria?: “En otras literaturas, esta tarea de la reducción se acomete sin sonrojo de los adaptadores ni rasgadura pública de vestiduras por parte del profesorado. Y no pasa nada. Bueno, sí pasa: un buen número de personas saben quién es Ahab y son capaces de encontrar, por ejemplo, la deuda que Hemingway contrae con Melville en El viejo y el mar. Me gustaría que mis alumnos sufrieran con el drama de una Ana Ozores zarandeada por unas gentes sin escrúpulos, pero no puedo —no soy capaz— hacerlos chocar contra seiscientas y pico páginas porque soldado que huye vale para otra guerra, quiero decir, lector no frustrado, sigue leyendo (quizás) otras cosas.”
2007-03-03 10:32
Es una lástima estropearle a uno una lectura completa con una adaptación; por bien que esté, nunca es igual que la obra original. Me parece mucho mejor la idea de acercar a los chicos esas obras con lecturas de sus principios o de algún capítulo concreto. Y sobre ello, trabajar en clase. El profesor se sorprendería de la cantidad de alumnos que se terminan el libro; claro, puede que no en ese curso.
El colmo de las adaptaciones es lo que hoy en día conocen los niños como cuentos de Andersen y cuentos de Grimm en muchos casos: les han quitado toda la supuesta maldad, la tristeza… algunos niños creen que La sirenita termina como la película de Walt Disney.
Incluso las adaptaciones de la Biblia para niños les dejan sin lo más interesante.
No sé muy bien si el fin es pedagógico o es quitarse de encima las preguntas incómodas de los niños, que no es que no vaya a entender las palabras ni la sintaxis (al fin y al cabo, para eso el profesor en clase puede ayudar con el texto, si se toma la molestia), sino que no se van a conformar con una respuesta al uso.
Por otra parte, hay obras que no les calan en esa edad. Bien, pues no se las fastidien con una adaptación, porque si no, el día que tengan que leerla, tendrán en su “memoria caché” grabada la pobre historia del Quijote que leyeron con ocho añitos; para enfrentarse al texto, tendrán que “formatear el disco duro” y esperar de él algo mejor, ¿no creen los adaptadores?