Gustavo Faverón Patriau escribe sobre Irène Némirovsky, escritora ucraniana muerta en el campo de concentración de Auschwitz en 1942 y que es acusada de ser ella misma antisemita; todo un culebrón con censuras, prólogos manipulados y otras zarandajas ajenas a la obra de la autora: “Los lectores de Levi entienden muy bien el grado de complejidad pragmática y psicológica, que puede estar, eventualmente, comprometido en cuadros como el que al parecer ofrece Némirovsky: el autodesprecio racista puede ser desde una pose defensiva, una estrategia, una máscara, una táctica de supervivencia, hasta el producto de la asimilación real del discurso ajeno, el discurso que margina a uno, el que coloca a uno más allá de las fronteras de la humanidad.” Oscura acusación contra Némirovsky.