Eduard Punset aprovecha el día de los enamorados para iniciar así su artículo La primera vez que dijmos «te quiero»: “Cuando dos enamorados se dicen “te quiero” uno al otro, dan por sobrentendido que comparten idéntico deseo y también vínculos que obligan frente a los demás. El uso de las palabras “te quiero”, presupone la existencia de una sociedad –la de nuestros antepasados, posiblemente más que las de ahora- en la que hay protocolos, ritos, sentido del tacto, vínculos mutuos derivados del afecto y la relación sexual, ganas de salvar las apariencias, respeto recíproco. En cierto modo, impera la ley basada en un contrato colectivo de confianza mutua y no en el poder de unos pocos sobre los demás.” Corto pero conciso, Punset reflexiona sobre la importancia de la cooperación social para el nacimiento de un lenguaje en el hombre, más allá de su componente (o no) genético. Cooperación que, según el autor, está en vías de extinción.