Depilfarros juveniles es bastante críptico y elegante ataque a la bizoñez del Gobierno socialista de Eduardo Chamorro: “Vistas así las cosas, cabe que la oposición pida cosas estrafalarias, como que los apellidos se escriban con letra gótica; o que los niños vistan de titanes; las niñas, de ninfas; los maestros, de Merlín; y las maestras, de Paula Vázquez. En la oposición se puede hasta hacer el pino o el capullo, opción que algunos consumen por los dos extremos. Pero el poder entraña otros extremos que consumen energía de una manera atroz, con el riesgo de que el gasto resulte, a la postre, oneroso e inesperada la presentación de la factura. Por eso no conviene derrochar energía en ocurrencias que pueden dejarle a uno con el culo al aire y en una auténtica necesidad de mandilón.”