Juan Francisco Martín Seco habla del sectarismo cerrado en política: “A lo largo de la Historia el espíritu de tribu se ha manifestado de múltiples maneras, quizás la principal y con efectos más trágicos ha sido la del nacionalismo, tanto más sectario cuanto más pequeño fuese su ámbito de extensión. El nazismo encarnó, sin duda, su mayor depravación. Otras muchas formas de nacionalismo, aun cuando no hayan llegado a ese nivel de perversión, participan en alguna medida de su patología, de su irracionalidad. Se carece de ideología. Su lugar es ocupado por un juego muy simple de tópicos y consignas: pueblo, raza, soberanía, los otros, etcétera. El nacionalismo es propenso al victimismo y a marcar la diferencia. La colectividad, el pueblo, la patria, constituyen un buen escudo tras el que protegerse de cualquier crítica o censura. Pujol transformó su imputación en la quiebra de Banca Catalana en una ofensiva contra Cataluña y su autonomía. El PNV ha convertido lo que era una actuación más o menos afortunada del Tribunal Superior del País Vasco contra un ciudadano individual – aunque fuese lehendakari – en un ataque a todos los vascos y a sus instituciones. Parece que la justicia no fuera una institución vasca.” Del Betis manque pierda