Muy ilustrativo artículo —serie en realidad— de Germán A. Quimbayo sobre la idea de conservación de la naturaleza; el autor se pregunta sobre claves indispensables, como para qué conservar, para quién o si la conservación debe o no hacerse en entornos humanos. Y comienza con una constatación necesaria: “La relación conceptual del hombre con la naturaleza sufrió una profunda inversión desde el pensamiento platónico, que en buena parte es la base del pensamiento de occidente. Bajo este modelo de pensamiento, la relación ecosistema-cultura (humana, por que los animales también tienen cultura) ha sido basada en considerar al ser humano como ajeno a la naturaleza y a los ecosistemas. De allí provienen en gran medida los «malestares de la cultura», como bien lo enuncia Augusto Ángel Maya, pensador colombiano experto en estos temas. La naturaleza pasa a ocupar un lugar dependiente y el hombre sufre una ruptura de su unidad entre alma y cuerpo y entre sensibilidad e inteligencia, es decir todo lo contrario a una naturaleza como realidad autónoma y el hombre como parte de ella. Este es el principio básico de la dimensión ambiental, es decir la unión entre lo social (humano) más lo ecológico (ecosistémico).” Nociones para conservar. [Ref.: OaT ]