Carmen Beatriz Ruíz habla de las muchas voces que en Bolivia pedían cambios y ahora, cuando llegan, protestan por ellos, reacción habitual de muchos ciudadanos de muchas democracias: “El problema es que los que dicen que quieren cambios, pero amistosos, en clima razonable y con finales felices para todo el mundo… no han hecho cambios en su vida ni han leído historia. Porque resulta que los procesos de cambio no tienen una ruta definida ni cronograma ideal ni clima estable. Cuando las cosas cambian necesariamente hay una parte que muere y otra que nace. Por lo tanto, cada cambio en la vida de las personas y en la de los países tiene su dosis de dolor y resistencia.
En los últimos meses el forcejeo político nos ha mostrado que cuando algunos gritan dos tercios defendiendo la democracia, hay otros que quieren dos tercios para que nada cambie, como por ejemplo para que la Ley de Tierras siga siendo el juguete inservible que hasta ahora fue. Cuando vuelven a la democracia pactada para ocupar la presidencia del Senado ¿qué nos proponen sin pudor alguno?: Revisar la Ley de Tierras. “ Del cambio y sus fantasmas.