Roberto L. Blanco Valdés, El horizonte sin límites: “¿Cómo es posible? Sí, ¿cómo es posible que 3.000 guardias civiles decidan violar de un modo tan obvio y tan flagrante la disciplina a la que están sujetos por la ley —disciplina indispensable en cualquier Estado democrático— y cómo es posible que tal cosa no la vea ¡en un segundo! nada más ni nada menos que el ministro de Defensa?
Aunque hay varias explicaciones para dar cuenta de hechos tan anómalos, creo que una predomina sobre todas las demás: que España ha entrado, desde hace tiempo, en lo que, para hablar con precisión, habría que denominar «un horizonte sin límites». Es decir, uno en el que todo es posible y en el que, a base de ser todo posible, miles de personas presumiblemente sensatas han perdido la indispensable capacidad de asombrarse de inmediato ante lo insólito.”