Xabier Etxeberría, Educar para la indignación: “Precisamente porque lo que debe contar en última instancia es la dignidad y no los intereses particulares, conviene tener siempre una actitud crítica ante la indignación por lo que percibimos como quebrantamiento de nuestros derechos personales, a fin de discernir si la violencia que sufrimos remite a derecho humano vulnerado. Normalmente el sentimiento de indignación estará espontáneamente más purificado cuando nos indigna el quebrantamiento de los derechos de los otros, pues se trata ya de una indignación solidaria. Si esos otros no son de nuestros grupos de identidad, la purificación todavía será mayor. Lo que quiero indicar con esto es que la razón última de nuestra indignación debe ser que se ha quebrantado la dignidad de un humano, sus derechos en cuanto humano. Con lo que en ese acto de indignación unimos lo más particular, con la fuerza de la concreción que ello da (nos indignamos porque en Barajas han asesinado a Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, ecuatorianos), y lo más universal (en ellos rememoramos a todas las víctimas).”