Hace unos años leí en alguna parte acerca de un estudio sobre el alzheimer que habían hecho entre monjas ancianas en un convento. Examinaron las cartas que habían escrito durante sus vidas y resulta que las que utilizaban un lenguaje más complejo se veían menos afectadas por el mal, estadísiticamente. Ahora, según un nuevo estudio canadiense, resulta que en las personas que hablan más de un idioma, los síntomas del alzheimer tardan más en aparecer. El poder de las palabras.