Ayer se cumplieron treinta años de la matanza de Atocha. Rafa Esteve-Casanova lo recuerda, empezando por el anuncio del secuestro del General Villaescusa por los GRAPO esa misma mañana: “Pero lo peor llegaría a últimas horas de la tarde. Por aquellos días había una huelga en el transporte que, naturalmente, no era bien vista por los jerarcas del todavía oficial y único sindicato permitido, la Central Nacional Sindicalista o CNS. En el clandestino despacho de CC.OO de la calle de Atocha había prevista una reunión de sindicalistas del sector en la que tenía que estar presente el líder del transporte. Sonó un timbre y el empleado Ángel Rodríguez abrió la puerta, unos pistoleros agazapados detrás de sus pasamontañas dirigieron sus pistolas hacia él, hicieron salir al resto de personas que en aquel momento estaban en el despacho y comenzaron a disparar.” Siete días de enero.