David de Ugarte: “En aquella década [los 80] empezó una relectura del cuerpo y su significado que cambió profundamente las pautas de consumo masivo. El lenguaje del marketing retomó el discurso protestante sobre el cuerpo: aparecieron por primera vez las secciones de belleza y salud, los presidentes comenzaron a hacer jogging, la juventud se vendió como eterna tras dos décadas de drogas y rock& roll. Pero sobre todo, el lenguaje del cuerpo comenzó a hablar de moral, de capacidad para el sacrificio, de ausencia o presencia de voluntad. Los paseos marítimos se llenaron de los nuevos penitentes que buscaban la inmortalidad terrena, la nueva belleza del alma se producía en gimnasios. La ropa se ajustó al cuerpo para mostrar la evolución ansiada…
Y el cuerpo, el último espacio privado, pasó a ser público, objeto de juicio universal… y por tanto objeto de regulación legal. El estado acabó regulando el cuerpo como nunca había hecho. Desde el tabaco a las hamburguesas o el alcohol. En horizonte, el nivel de grasas y la cafeina.” Drink negative… live negative.