Me sigo indignando, y eso que van años, cuando navego por tantos y tantos sitios que han venido del papel a la red y todavía no saben lo que es el hiperlenlace. Tras muchos años, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes acaba de permitir que se enlacen sus contenidos, como lo oyen, pero mantiene algunas normas que invitan a la carcajada, obligando a utilizar, por ejemplo, un tipo de letra determinado. Lean a Daniel Rodríguez Herrera: “Repasando sus normas, repiten que el incumplimiento “será perseguido por todos los medios que las leyes prevén” y que “se rigen por las Leyes españolas”, pero no dicen qué leyes, seguramente porque aún no las han encontrado. El contenido de la biblioteca puede estar sujeto a los derechos de propiedad intelectual en los casos en que éstos no hayan expirado y, por tanto, emplearlo sin permiso y excediéndonos del derecho de cita sin duda puede ser condenado. Pero las direcciones web donde se encuentran accesibles esos contenidos no son propiedad industrial o intelectual de ningún tipo e imponer “normas de enlace” no es más que un patético intento de vivir en Internet como si, valga la contradicción, ésta no existiera.” Cervantes sigue manco en la red.