Venga, otra vuelta sobre el papel de los intelectuales en democracia: Pere Vilanova, Intelectuales y opinión pública: “En este sentido, por ejemplo, quién gobierna tiende a creer que los intelectuales, o al menos aquellos que consideraba próximos, le traicionan, no están en contacto con la realidad, no le apoyan. Pero es que los que conforman la opinión, justamente, si quieren aproximarse siquiera sea remotamente a una necesaria función moral, tienen la obligación de decir lo que piensan, hacer preguntas impertinentes, sostener actitudes críticas, y siempre con criterios lo más objetivos posibles. Es decir, aplicados de modo igual a casos iguales, y no aplicándolos con severidad a unos y parsimonia a otros.”