No sé si este artículo de Santiago Roncagliolo es otro más dentro de los textos apocalípticos sobre internet que aparecen regularmente, una visión melancólica de las relaciones sexuales desprendidas del componente amoroso o una simple reflexión en voz alta sobre un fenómeno, los servicios de «citas sexuales a través de la red» que cada vez es más común en España y en el resto del mundo. La soledad de las computadoras: “Siempre se concibió a las herramientas como extensiones de funciones humanas: el teléfono amplía el alcance de la voz, la televisión extiende los límites de la vista, el automóvil amplía las funciones de locomoción. Pero Internet no está extendiendo las relaciones humanas: las está alterando y determinando. Si en los años 60, los anticonceptivos representaron una revolución al separar el acto sexual de la reproducción, quizá Internet sea el paso siguiente: un instrumento que independiza al sexo de su relación con los sentimientos.”