Tómense ustedes Constancia como una excusa para reír un rato, o como una metáfora del mundo, de la liberación de la mujer, de la transición, o como una burla de los telediarios, pero lean esta historia de la mujer que tardó 43 años en completar la maratón: “La pierna tardó en crecerle, pero una vez recuperada, María Luisa decidió no echarse atrás: terminaría la maratón, costara lo que costara y tardara lo que tardara. Para evitar más desgracias, no corría más de cinco minutos diarios y no más de dos o tres días por semana, siempre lentito y mirando a los lados antes de cruzar.
La cosa aún se retrasó algo más, por culpa de una larga enfermedad que a pesar del adjetivo no era cáncer. Además, en otra ocasión se perdió y no la encontraron hasta cuatro años más tarde, dando vueltas por el supermercado de El Corte Inglés, con cara de agobio.” Jaime Rubio es el autor.