Robert Fisk, La misma historia: “Pero una «estrategia creíble» es lo que Bush no tiene. Los días de opresión equilibrada desaparecieron hace tres años, con la invasión. “Democracia” debió ser introducida al principio —y no demorada hasta que los chiítas amenazaran con sumarse a la insurgencia si Paul Brenner, el segundo procónsul estadounidense, no llamaba a elecciones— tal como los militares norteamericanos debieron prevenir la anarquía de abril, 2003. La matanza de 14 civiles sunnitas a manos de paracaidistas en Fallujah esa primavera —un extraño paralelismo con la matanza de 14 civiles católicos en Derry, en 1972, cometida por paracaidistas británicos— sellaron la insurgencia.
Sí, Irán y Siria podrían ayudar a Bush. Pero Teherán forma parte del fantasioso «Eje del Mal»; Siria es apenas un satélite. Eran los próximos blancos, después del éxito del Proyecto Irak. Después llegaron la vergüenza de nuestra tortura y nuestros muertos y la limpieza étnica masiva y la carnicería en la tierra que proclamamos haber liberado.”