Son necesarias las críticas desde la izquierda a un Gobierno que cada vez más parece un anuncio de champán: “No quisiera ser injusto con nuestra élite de progresistas. España va bien, muy bien, casi tan bien como con Aznar. El 20% de la población, por debajo del umbral de la pobreza; millones de personas, hipotecadas de por vida; generaciones enteras excluidas de un bien tan básico como la vivienda; un proceso cada vez más acusado de marginalización y un ciclo económico agotado. Ante semejante panorama, la respuesta del Gobierno es otra reforma fiscal a medida de las grandes empresas. Y mucha palabrería. Porque los fanáticos religiosos, las corrientes multiculturalistas y unas cuantas doñas «genéricas» no han inventado la estupidez de creer que la realidad se transforma cambiando de palabras. Eso, al menos, no está en el debe de los imanes, los sacerdotes y las universidades de EEUU de donde parte casi todo ese desbarre ideológico. Es tan viejo como el primer decreto-ley de la historia de la humanidad.
Hijo de su tiempo, el gobierno de Zapatero se apunta a la máxima de los productores de petróleo: contra el cambio climático, cambio semántico.” Jesús Gómez Gutiérrez, La hostia.