Ilán Semo: “Hay quien ha comparado el estado actual del Islam con el que guardaba el cristianismo en el siglo XVI. La comparación no es muy afortunada, aunque no del todo absurda. Uno piensa inevitablemente en las guerras políticas y religiosas que cifraron a los conflictos entre protestantes y católicos durante casi 200 años. En rigor, el Islam se encuentra en guerra consigo mismo. En las pasadas dos décadas, los conflictos entre chiítas, sunitas, magrebíes y otras facciones han causado guerras civiles en Argelia, Somalia, Sudán, Jordania, Irak, Afganistán, Chad, Timor, Indonesia y, en cierta manera, Filipinas. O bien guerras contra otros credos, como en Líbano, Armenia y Chechenia. Y hay una que está a punto de estallar en Palestina [...]
La breve e incendiaria historia de la democracia palestina muestra que el fundamentalismo islámico está dispuesto a erradicar todas y cada una de las libertades y derechos ciudadanos con tal de asegurar el camino al orden teocrático. Un orden fundado en la intolerancia civil y religiosa no sólo contra judíos y cristianos, sino contra todos aquellos musulmanes que no profesen el credo de quienes ocupan el poder.” El Islam contra sí mismo.