Hoy es día de resaca: estómagos rotos y mentes espesas de tanta familia. Así que si caen por aquí, quizás agradezcan esta miscelánea de buena literatura para darse una atracón de lectura purgativa. Feliz Navidad:
- Gustó el otro día el cuento de Clarín, así que aquí tienen otro suyo: El dúo de la tos, un delicioso estudio real-naturalista.
- Un día de estos es un García Márquez mucho más austero y comedido que el de los Buendía; tan breve y certero como costumbrista.
- Estas cosas no se dicen, y menos cuando uno tiene tantísimo que leer todavía, y la memoria es tan volátil, pero no me resisto a soltar que Piedra de sol, de Octavio Paz, es quizás el mejor poema extenso en lengua castellana.
- Yo de Cortázar recomendaría otro, pero como ya hablé de él otras veces y es tan sumamente conocido, les dejo Continuidad de los parques, un alarde narrativo y un placer de prosa.
- Horacio Quiroga es un cuentista extraño; a mí no me gusta todo lo que dejó escrito, pero sus cuentos, muy anteriores al realismo mágico, son sin embargo mucho más inquietantes y estemecedores que todo lo que escribió el boom. El hombre muerto es buen ejemplo.
- De Nicanor Parra lo que más me gusta son sus Discursos, humor a raudales y ni un títere con cabeza.
- Los microcuentos de Augusto Monterroso son un curso, casi una carrera, de relato breve; por un puñado de euros que cuesta el libro uno se puede ahorrar miles y horas y horas perdidas en esos talleres creativos. El eclipse, que además es una lección de antropología.
- ¿Qué decir de los cuentos de Ramón Gómez de la Serna? Queda aquí uno, para la cata:
«Aquella muerta me dijo:
-¿No me conoces?... Pues me debías conocer… Has besado mi pelo en la trenza postiza de la otra.»