Siempre pensé que era una señora, y de pronto me entero de que no sólo era un hombre, sino dos. Recuerdo leer en los títulos de crédito (cuando todavía eso se respetaba sin cortes) ese Hanna-Barbera como un seguro, como si acabase de leer un libro de uno de los grandes. No sé si eso afecta en algo, si modela o no, si en algo finalmente nos diferenciaremos de las nuevas generaciones, pero al menos la visión de sus dibujos era pausada, auestarmente violenta, inocente. Me uno a Alejandro Kirk en el recuerdo. Tom y Jerry: “Claro que Barbera, como casi todo el mundo, cedió a las presiones del mercado, según denunció el caricaturista británico Martin Rowson: inventó la “animación limitada” para reducir el laborioso y costosísimo trabajo de hacer 26 dibujos por segundo de película. Por eso, los fondos de los Picapiedra, por ejemplo, casi nunca cambian, y los movimientos son más bruscos, pero las expresiones siguen siendo geniales.”