Antonio Lafuente cree en una Ciencia 2.0, abierta y participativa, hacia la que se debe ir derivando sin demora: “Así, lo que entonces sonaba como muy novedoso, buscar la complicidad de los ciudadanos, hoy tiene que ser contextualizado de forma muy distinta. Si entonces se trataba de acercar la cultura científica a los ciudadanos para que comprendieran lo mucho que dependían sus vidas del avance científico, mediante la apertura de museos, ferias y semanas de la ciencia, hoy tenemos que seguir avanzando por nuevos derroteros compatibles con otros conceptos como participación, gobernanza, riesgo o procomún. No es que tengamos que olvidarnos de las viejas políticas de la divulgación, sino que deben ser complementadas con los muchos experimentos que tratan de involucrar a la ciudadanía en la gestión de la incertidumbre, el diseño de alternativas tecnológicas, el diagnóstico y tratamiento de algunas enfermedades y, por ejemplo, en la conservación del patrimonio y el medio ambiente.”