Natalia Ferretti inicia su artículo con una interesante reflexión sobre qué sea la literatura erótica y cómo se considera, y después lista y reseña unas recomendaciones librescas: “Tanto el escribir como el leer literatura erótica, literatura que recurre a la sensualidad y la excita, provoca aún hoy cierto escozor, vergüenza y hasta remordimiento; porque esa escritura y esa lectura son actos masturbatorios y, aunque hoy pareciera poder hablarse abiertamente de las relaciones sexuales de toda índole, color y sabor, asumir la práctica hedonista, la práctica masturbatoria, todavía equivale a confesarse infantil, cobarde, incapaz de llegar al intercambio sexual. ¡Pues no! En el acto de darse placer, el hombre/la mujer ejerce su capacidad de imaginar y aprende sobre su propio goce. La literatura erótica aporta un gran cúmulo de fantasías al imaginario personal, estimula el deseo y lo canaliza…” Literatura erótica: palabras que encienden.