Federico José Caeiro: “El espacio público está constituido por una compleja y activa suma de relaciones entre factores subjetivos, ideales y espaciales, y por esa razón es espacio vital de socialización. El dinamismo propio de las relaciones humanas se traslada al espacio público y con ellas muta, y muy de vez en cuando progresa. Por esta característica es fácil evidenciar en él los rasgos de descomposición de la sociedad. Todos identifican sin dificultad lo que no les agrada, pero el problema se torna escabroso cuando se trata de ver qué hacer. Trasformar en digno un espacio público que se halla en el umbral de la devastación implica un esfuerzo titánico. La diferencia entre el espacio público digno y el espacio público ideal suele ser profunda, aunque se trata de conceptos fácilmente confundibles, sobre todo cuando media la hábil retórica de algún político que utiliza el poder seductor que ejerce la idealidad. Una idealidad que frente a la desesperación de vivir en Macondo, vorágine de caos e imprevisibilidad, nos impulsa a creer que Utopía es un mejor lugar, cuando en realidad es un «no lugar».” Ni Macondo ni Utopía