José Aranda: “En 1980, por ejemplo, se suicidaron 509 personas mayores de 64 años y en 2004 lo han hecho 1.185 personas de esas mismas edades. Bien es cierto que el número de personas de 65 años y más ha aumentado entre ambas fechas desde los 4,2 hasta los 7,3 millones pero, haciendo tasas de suicidio por 10.000 habitantes de ese grupo de edad, se ha pasado de 1,2 hasta 1,6, lo que implica un aumento de un tercio en dichas tasas de suicidio.
Sin embargo, estas cifras, con ser impresionantes, no reflejan la verdadera magnitud del problema porque estos suicidios, confirmados por médicos en los correspondientes certificados de defunción, infraestiman el fenómeno en una medida imposible de determinar dado que muchos suicidios se encubren bajo otras causas de muerte, como es el caso de los accidentes de tráfico, envenenamientos y otro tipo de causas que, aunque se califican de accidentales, han sido provocadas. Ancianos que se apean.