A pesar de que tampoco este Gobierno se atreve a poner a la Iglesia Católica donde le situaba la Constitución y la renegociación de los acuerdos se ha quedado en nada, parece que todo les parece poco; demasiados siglos de imperialismo moral son difíciles de erradicar. Juan Varela, Nacionalcatolicismo al ataque: “Su codicia material y espiritual es insaciable.
Los laicistas defienden que no hay ninguna religión de estado y que los valores cristianos no son políticos ni legales, aunque algunos coincidan con la democracia, el humanismo y la defensa de las libertades y derechos humanos.
Ellos siguen empeñados en plantar crucifijos y estampitas por los lugares públicos para colonizar terreno, pasión imperialista.
Dominar territorios siempre se les ha dado mejor que convencer almas.
Andan los prelados agitando sus negras presencias porque pierden terreno y cuota de mercado. Su enemigo no es el ateísmo, sino las iglesias y los cultos particulares. De las iglesias nacionalistas —herederas y sucesoras del nacionalcatolicismo español de siempre— a los cultos protestantes traídos por los inmigrantes y al islam que vuelve del sur y del este.”