John Markoff explica el funcionamiento y las críticas y entusiasmos que genera el proyecto de ordenadores baratísimos para el Tercer Mundo: “El proyecto presume que los niños pueden asumir gran parte de la responsabilidad por el mantenimiento de los sistemas, en vez de depender de una burocracia o crearla. «Hay que darles los medios —sostiene Jepsen—. Son máquinas de aprender.» A modo de ejemplo, señala la luz posterior de la notebook. Está diseñada para durar cinco años pero, si falla, es tan fácil de reemplazar como las pilas de una linterna. «Un niño puede hacerlo», insiste.
Este enfoque, elemento medular de la cosmovisión en que se inspira el proyecto, ha suscitado críticas porque se centra en el equipamiento de los alumnos, más que en la capacitación del maestro y en los planes de estudios. «Me parece maravilloso que puedan poner las computadoras en manos de los niños y de sus padres. Eso impactará en su vida… si tienen acceso a la electricidad —opina Larry Cuban, profesor de pedagogía de la Universidad de Stanford—. Pero si piensan que eso revolucionará la educación en varios países, pues no creo que sea así. Son ingenuos frente a la realidad de la enseñanza formal.»” ¿Una computadora puede enseñar a aprender?.