Fernando A. Reboredo habla sobre el dogma de la física y sobre la duda como motor de la misma: “Es mi trabajo cotidiano describir con mecánica cuántica como se comportan unos pocos cientos de átomos con algunos miles de electrones. En sistemas chicos, las reglas de la mecánica cuántica se verifican experimentalmente, implacablemente. La motivación del físico es encontrar una falla, algo que no se entiende, un resquicio de duda. Todo físico aprende a dudar y a ser un crítico implacable de certezas, aun de las de los dogmas de la propia disciplina. Constantemente ponemos a prueba las leyes físicas con experimentos, para comprobar que inexplicablemente el Universo se afianza en su matrimonio con la matemática. Aunque, a decir verdad, el dogma de la física no podrá ser corroborado completamente porque el experimento último sería fabricar un universo paralelo. Por ello, deberemos vivir con la duda hasta que la economía argentina mejore un poco más.” En la frontera entre la razón y la duda