En este durísimo y merecido ataque a la Real Academia de la Lengua Española,
Roberto Hernández Montoya esboza lo que debiera ser la Nueva Reforma Ortográfica que simplificase el uso de la lengua escrita. Retamar insiste en que sólo el conservadurismo extremo de la Academia impide llevar a cabo unas reformas que ya se habían comenzado a realizar en otros momentos de la historia.
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Ensayo de lectura necesaria, divertidísimo e iluminador. Enfrascados como estamos en el sistema represor de enseñanza, la mayoría de nosotros no nos damos cuenta de lo absurdo de un sistema de escritura que confunde, coharta y limita las posibilidades de expresión. Su planteamiento es radical y revolucionario: desaparición de la g, de la q, de las tildes, de la v… Y además de allanar el camino a la lengua escrita, haría justicia al modo en que la inmensa mayoría de los hispano hablantes usan la lengua: seseo o yeísmo, por ejemplo. Como en el artículo que anotaba yo sobre la
Cultura abierta de aAlberto Vázquez, el problema es por donde empezar la revolución; el texto de Retamar está escrito cumpliendo cada una de las normas de la Academia que intenta abolir; parece obvio que una reforma ha de hacerse poco a poco: el texto sería ilegible para nuestras acostumbradas mentes; sin embargo, sólo con el uso puede llegar el cambio: yo, que gusto de la reforma propuesta, debiera utilizarla aquí, en el Libro de notas, condenándome entonces a no ser leído. Más obvio incluso es que el cambio no vendrá por la Real Academia. ¿Cual es, entonces, el primer paso? ¿Por dónde empezar?
2002-03-01 21:02 Qreo qe a dado en el clabo. quantos disgustos nos aorrariamos.