Marta Peirao, con un bonito artículo sobre su Bruselas: “Estos días, sin embargo, hace sol y la calle de mi apartamento huele a arroz con leche. Ayer volvía a casa tarde comiéndome un falafel cuando un caballero con aire de destripar jovencitas me dijo «bonne appetite» y yo le dije «merci» y no pasó nada más. Mi barrio preferido —que es la parte alta de Molenbeek— ha mejorado notablemente. Es como quien dice un lavapies o rabal de bruselas; el siglo pasado se industrializó de tal forma alrededor del canal que lo llamaban «el pequeño Manchester», después se fue al carajo y ahora es un barrio de inmigrantes. A los belgas les gusta decir que hace cinco años era un agujero, y la parte detrás del canal lo sigue siendo. Del lado de la rue Antoine Dansaert, que es la calle que va hasta la bolsa, cuatro listos han comprado las casas vacías, han tirado cuatro tabiques y las venden como lofts.” Bruselas, de Dansaert a Saint-Géry.