José Rodríguez, La ofensiva cultural neocon: “En cierta manera esa ofensiva cultural neocon se basa en dos ejes esenciales: un nuevo teismo moral que ha de llenar las mentes de los ciudadanos y en lo que Hayek alertaba como la rígida insistencia de algunos liberales en ciertas toscas reglas rutinarias, sobre todo en el principio del «laisserz-faire». O sea la defensa a ultranza de la libertad industrial como decía Hayek «Y como se estableció indudablemente una fuerte presunción en favor de la libertad industrial, la tentación de presentar esta como una regla sin excepciones fue siempre demasiado fuerte para resistir a ella». Pero no la libertad industrial de los años 20, de los ricachones e industriales como Rockefeller o Carnegie, sino la libertad industrial de lo que Galbraith llama la tecnoestructura. La libertad de los directivos de las grandes compañias de hacer los que les dé la gana, por tanto un combate a las leyes antimonopolio, a los controles ambientales, una ofensiva a los sistemas impositivos que reducen los grandes beneficios de los directivos, una ofensiva contra los sindicatos y cualquier mecanismo que intente compensar el sobrepoder negociador, monopsonista, de las corporaciones empleadoras. Una ofensiva en definitiva para conseguir el «laisserz-faire» que incluso Hayek considera pernicioso.