Llueve mucho sí, pero Galicia ya no es la oscura tierra de Los Pazos de Ulloa, agua constante desde octubre a Mayo. Sin embargo, hay más inundaciones que antes; la política municipal es un fracaso: si los incendios demostraron que no se limpiaban las fincas ni los caminos, un paseo por las carretaras locales estos días muestra el estado de las canalizaciones, pura selva tropical que expulsa el agua hacia el asfalto. Y luego está la especulación y la soberbia, y también la ignorancia de quien piensa que está por encima de la naturaleza. Nacho de la Fuente, Con el agua al cuello: “La mano especuladora y avariciosa del hombre se salta cualquier norma física. El político que firma a destajo licencias urbanísticas sin conocer las consecuencias; el técnico municipal que trampea o pasa por alto cuestiones básicas a la hora de ganar al mar miles de metros cuadrados; el constructor que piensa más en los millones y en la edificabilidad que en canalizar adecuadamente el preciado líquido elemento. Esto sucede en el país de la lluvia donde muy pocos se están haciendo ricos a costa de urbanizarlo todo, de arrasar con el medioambiente y dejar que el interés general se hunda cada día más.”