David Álvarez, El mago y el túnel: “También he encontrado el túnel del esfuerzo: no es lo mismo contemplar una idea desde el sillón que mientras se revienta un saco con los puños o se busca, en lo alto del sendero, una racha de aire frío que se mueva un poco, lo justo, sin molestar. Después de unos minutos, cuando se ha llegado al túnel, casi todo desaparece. Se mueven las piernas, se busca el aire, a veces tirita la idea. Litvinenko, un cadáver. Antiguo espía ruso. Exiliado en Londres. Investigaba el asesinato a tiros de Politkóvskaya. A ella, una vez, también la habían envenenado, con una taza de té en un avión. Sobrevivió, pero nunca se supo qué le habían dado: desaparecieron todas las muestras que le habían tomado para los análisis. “Estos cabrones”. El túnel. Los minutos. El aire.”