Juan Sasturain transcribe dos chistes realmente buenos, y termina su artículo: “Sí es terrible pensar —con adecuado fundamento— que el mundo está en manos, mayoritariamente, de gente sin sentido del humor. Buenos o malos pero sin imaginación, sin capacidad de verse ridículos desde afuera. El humor es lo único que nos suele salvar como personas, como humanidad, digo. Incluso que nos podamos reír del mayor chiste de padres e hijos que se conoce, el de Jehová que —más aburrido que insatisfecho de Su creación y Sus criaturas— le dice al menor del terceto celestial: Andá, bajá a explicarles cómo es lo del Humor, que yo te aguanto. El Hijo oyó mal, oyó «Amor» —había viento entre nubes ese día sin fecha—, y lo que siguió fue un terrible malentendido, una historia de amor trágico, un chiste de humor negro del que no se ríe nadie.” Del humor filial.