Jesús Gómez Gutiérrez, Contra la ley de punto final: “Nuestro gobierno actual tiene miedo. Es un miedo con apellidos, como todos los que se encuentran en encrucijadas similares. Podía elegir por el miedo a la injusticia o por el miedo a los herederos de los golpistas de 1936, muy presentes en esa desgracia de derecha que padecemos y sobre todo en la Iglesia católica. Por lo que sabemos hasta ahora, está a punto de cometer la agresión peor, peor aún que el olvido, peor aún que la mentira, contra la memoria de los que dieron sus vidas por la democracia: una ley de punto final, una amnistía general —encubierta bajo dos o tres detalles estéticos— de los delincuentes y asesinos que hundieron a España.
Nuestro gobierno debería elegir mejor sus miedos. Si no por ética, de la que al parecer no anda sobrado, al menos por sentido de la responsabilidad. La aprobación de una ley que no implique la anulación de los juicios franquistas no sólo sería un paso atrás y una justificación, de facto, del fascismo; también supondría, inevitablemente, una violación flagrante del derecho internacional y un reconocimiento oficial, de consecuencias que se deberían valorar con más detenimiento, del franquismo como base legal y política del actual régimen.”